“The Inescapable One”
Rev. 1:8 "I am the Alpha and Omega," says the Lord God, who is and who was and who is to come.
In God’s own time, we wait. In the beginning there is not nothing—there is God. In the end there is not nothing—there is God. Day by day, when it seems like there is nothing, there is God. We can draw near, go away, hide, ignore, God is there with us all the way, all the time. There is simply no escape.
I remember so well the boy who came to see me one morning to ask if he could get unbaptized. He was in one of my confirmation classes in 7th grade. Now he was a senior. He said that he didn’t wish to be religious anymore. Usually, this kid had a sense of humor, so I played to it: “John, I would not know how to unbaptize you. Baptism is sort like that stamp that you are given at the amusement park so you can go out and come back in free. To be baptized means that you are welcome no matter what.”
To which the boy replied, “Do you mean I can’t quit? I don’t want God anymore.” To which I replied, “Well, John, you can quit but God doesn’t quit.” Then with tears streaming the boy shouted, “Well, you tell God to butt out!”
Of course, the boy’s world was falling apart. His parents in trouble, the business failing—where to turn? We sat there for a while—just sat in silence—only the ticking of the clock broke the silence. Finally the boy said, “I’m sorry. Can you help my Mom and Dad?”
I had no idea what I could do, but that was not a problem because the Alpha and Omega—the first, the last, the only One—is with us. There would be a way—there is always a way!
Prayer: God, why did you make growing up so hard? We watch our children and grandchildren struggle with stuff that we old ones no longer fear. Help us to not forget how those struggles felt for us too. And give us the wisdom to help the children know that the birthing pains of growing up are worth the struggle. Amen
“El que es ineludible”
El domingo de Cristo el Rey
22 noviembre, 2015
por Bill Cotton: revcottonhill@hotmail.com
Apoc. 1:8 “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin», dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir.”
En la hora de Dios, esperamos. En el principio hay algo – hay Dios. En el fin hay algo – hay Dios. Día tras día, cuando parece que no hay nada, hay Dios. Podemos acerarnos, irnos, escondernos, ignorar, Dios está allá con nosotros en todo el viaje, todo el tiempo. Simplemente no hay escape.
Recuerdo muy bien el niño que vino a verme una mañana para preguntarme si pudiera “desbautizarlo.” Había estado en una mis clases de confirmación en el grado 7. Ahora estaba el grado 12. Me dijo que ya no quería ser religioso. De ordinario este joven tenía un sentido de humor, así que jugué con esto un poco: “Juan, no sabría cómo desbautizarte. El bautismo es algo como un sello como recibes en parque de diversiones para que puedas ir y regresar sin tener que pagar. El ser bautizado significa que tienes la bienvenida de todos modos.”
A esto el joven respondió, “¿Quiere decir que no puedo abandonarlo? Ya no quiero a Dios.” A eso respondí, “Pues, Juan, puedes abandonar a Dios, pero Dios no te abandona.” Entonces con lágrimas fluyendo de los ojos el joven gritó: “Pues, dile a Dios que se preocupe de sus propias cosas y no de las mías.”
Claro, el mundo del joven estaba desmoronándose. Sus padres tenían problemas, el negocio tenía problemas – ¿adónde podía ir? Nos sentamos allá por un rato – simplemente nos sentamos en silencio – sólo se podía oír el tictac del reloj. Finalmente el joven dijo, “Lo siento. ¿Puede Ud. ayudar a mi mamá y a mi papá?”
No tenía idea de lo que podía hacer, pero eso no era problema porque el Alfa y el Omega – el primero, el último, el Único – está con nosotros. Habría una manera – ¡siempre hay una manera!
Oración: Dios, ¿por qué hiciste el proceso de madurar tan difícil? Miramos a nuestros hijos y nietos luchando con cosas que como personas mayores ya no tememos. Ayúdanos a no olvidar cómo sentían esas luchas para nosotros también. Y danos la sabiduría de ayudar que los hijos sepan que los dolores del parto y de madurar valen la pena. Amén.
