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“Cleanliness and Godliness”

August 30, 2015
 Mark 7:1-8, 14-15, 21-23

“...there is nothing outside a person that by going in can defile a person, but  the things that come out are what defile...”

by Bill Cotton
revcottonhill@hotmail.com

I was taught always to wash my hands before supper and that “cleanliness was next to godliness.” Well, in East Texas, for a boy in the summer time on a sandy land farm, that was a good rule. We played with toads, despite being told they cause warts, and we went barefoot. We didn’t have plumbing. There was a path and the old Sears catalogue. There was a Saturday night wash tub, and sometimes the water was used several times as we took turns.  

My mother made sure that we had clean clothes for church and new school clothes too. She would wear a dress that had been washed too many times, to insure that we got what we needed. The egg money and sale of pigs would be used to buy “winter shoes.” 

I think my parents understood what Jesus was perplexing the pharisees and others with, when he told them that the words that came out of the mouth were the real things to watch. My mother would never allow us kids to get away with using the “n” word in those pre-civil-rights days. She was sure that second class citizenship based on race was unchristian and wrong.  

This teaching of Jesus became the enemy of all posturing and phony behavior, and of our inability to see our own sin.  The Pharisees, then and now, were experts when it came to looking at the sins of others and pointing the finger. 

There is something to be said for clean hands and a pure heart, but it is more than hygiene. Jan and I went to Honduras with a group of medical students and their instructor. In a hospital that had 1,800 beds, the seven resident students and other doctors delivered 250 babies in one week.  It is ironic to note that in that beautiful country, largely because of the teaching of the church, there is no family planning, and birth control in all forms is against the law.  

Up in the hill country we visited homes where poverty dictates that many children have a life expectancy of less than five years.  

The Pharisees in our text demonstrate the kind of hypocrisy that existed at the time of Jesus. One does not have to look far to see such practices today in the name of religion. Keeping the rites and teachings pure while families suffer makes the point.

Jesus taught and demonstrated that what one says and what one does must be consistent with the love of God. Indeed according to John, Jesus came that we each might have life and have it more abundantly. In later years, I also learned that playing with toads does not cause warts.   

Excursus:  Good-bye, August

August is a bittersweet month for me.  As a conscription soldier I traveled in Japan one August and found myself near an old church in Nagasaki, the city where Christianity began in that country.  Only part of an old church is left—one can see where the stained glass melted and ran down the charred stone walls. It was one August the 9th, at 11:02, when all of the clocks stopped and the lives of 70,000 persons were snuffed out—many more would die later.  Strange—I came home following that August experience and others like it, finally clear regarding what I would do with the rest of my life.  


“La limpieza y la piedad”

30 agosto, 2015
Marcos 7:1-8, 14-15, 21-23

“Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.”

Por Bill Cotton
revcottonhill@hotmail.com

Fui enseñado a lavar las manos antes de comer y que “la limpieza era próximo a la piedad.”  Pues, en la parte oriental de Texas, para un chico durante el verano en una granja con tierra arenosa, ésa era buena regla.  Jugamos con sapos, a pesar de ser informados que causan verrugas, y salimos descalzos.  Ni siquiera teníamos plomería.  Había un sendero y el viejo catálogo de Sears.  Había un baño los sábados por la noche, y algunas veces el agua fue usada varias veces mientras tornamos.

Mi madre aseguraba que teníamos ropa limpia para la iglesia y nueva ropa para la escuela también.  Ella llevaba un vestido que había sido lavada demasiadas veces, para asegurar que nosotros teníamos lo que necesitábamos.  El dinero que recibimos de los huevos y de la venta de los cerdos sería usado para comprar “zapatos para el invierno.”

Creo que mis padres comprendían lo que Jesús dijo y lo que les causó tanta perplejidad a los fariseos, cuando Jesús les dijo que las palabras que salen de la boca de verdad eran las cosas con que debemos tener cuidado.  Mi madre jamás nos permitió que los niños usáramos palabras feas para referir a negros en esos días antes del movimiento para derechos civiles.  Ella estaba segura que una ciudadanía de segunda clase basada en la raza de una persona era indigna de un cristiano y era incorrecta.

Esta enseñanza de Jesús se convirtió en el enemigo de todo el comportamiento engañoso y la adopción de una actitud, también el enemigo de nuestra incapacidad de ver nuestro propio pecado.  Los fariseos, entonces y ahora, eran expertos en mirar los pecados de otras personas y acusar a alguien.

Sí que hay algo bueno en manos limpias y un corazón limpio, pero es más que el higiene.  Jan y yo fuimos a Honduras con un grupo de estudiantes médicos y su profesor.  En un hospital que tenía 1,800 camas, los siete estudiantes internos y otros médicos asistieron en el parto de 250 bebés in una semana.  Es irónico notar que en ese país hermoso, en gran parte a causa de la enseñanza de la iglesia, no hay planificación de familias, y el control de natalidad en todas sus formas es contra la ley.

En la sierra visitamos casas donde la pobreza dicta que muchos niños tiene una esperanza de vida de solamente cinco años.

Los fariseos en nuestro texto demuestran la clase de hipocresía que existía en la época de Jesús.  Uno no necesita buscar demasiado para ver tales prácticas hoy en el nombre de la religión.  El mantener los ritos y las enseñanzas puros mientras las familias sufren hace el punto.

Jesús enseñó y demostró que lo que uno dice y lo que uno hace tienen que ser consistentes con el amor de Dios.  De verdad, según Juan, Jesús vino para que cada persona pudiera tener vida y que tuviéramos en abundancia.  En los años posteriores, también aprendí que el jugar con sapos no causa verrugas.

Excursus: Adiós, Agosto

Agosto es un mes agridulce para mí.  Con soldado reclutado, viajé a Japón un agosto y me encontré cerca de una iglesia vieja en Nagasaki, la ciudad donde comenzó el cristianismo en ese país.  Solamente queda una parte de esa iglesia vieja – se puede ver donde se derritió el vidrio de color y cayó en las murallas de piedra.  Era un 9 de agosto a las 11:02, cuando pararon todos los relojes y terminaron las vidas de 70,000 personas – muchos más morirían más tarde.  Algo raro – regresé a casa después de esa experiencia de agosto y otras semejantes, y por fin tenía claridad sobre lo que haría con el resto de mi vida.