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Fathers and Sons 

June 19, 2016 - Father’s Day
Luke 15, Parable of the Prodigal Son
By Bill Cotton  revcottonhill@hotmail.com

I like to say that I was born on a sandy land cotton farm to a cotton farmer named Cotton.  An image that I hold of my dad is a pair of work shoes by the kitchen door and his double-bit ax near the woodpile. The old family farm was, in his words, “worn out.” So to supplement income from the poor cotton crops, he chopped wood.  As neighbors liked to say, “(My) dad was not afraid of hard work.”

Later he moved us to town where the schools were better. For the next twenty years, he worked on an assembly line making Ford cars. When I was 17, he found me a job in the Ford plant. That was heady stuff. I joined the Union, an organization that my Dad took great pride in. Fairness to everyone was his belief. 

When I was drafted during the Korean War, my dad and mom took me to the train station and what he said to me was, “Now Son, you know how to act.”  In the vernacular, that meant, “Comb your hair and keep your zipper up.”

When I came home two years later, he supported me in my call to ministry. In the old Ford plant the guys would ask, “When is Bill going to work?” Favorite response, “He isn’t, he is going into the ministry.” My dad bought my books and took great pride in my choice of vocation. I think he did wonder why it took seven years.

My dad and mother raised us kids differently when it came to the treatment of people who were different, meaning “the colored.” We went to church and were taught what it meant to be good neighbors. My Dad would not go along with the prevailing culture of hate toward Afro-Americans that was always the shadow that dogged every conversation. When I joined the Civil Rights Movement, my Dad didn’t understand, but he supported me.  Always, he had my back.  

When I read the parable of the Prodigal Son, I somehow see my Dad, waiting for me to grow up, to come home, to figure things out, to cheer me on and these days, when I see a pair of old work shoes and look at what remains of his double-bit ax, I simply give thanks—and I do miss him so!

Happy Father’s Day to all of the “fathers” who have helped us “prodigals” get through this life!

 


Padres e Hijos

19 junio, 2016 – Día de los Padres
Lucas 15 – La Parábola del Hijo Pródigo
Por Bill Cotton revcottonhill@hotmail.com

Me gusta decir que nací en una granja de algodón con tierra arenosa a un granjero de algodón llamado Algodón [Cotton en inglés.] Una imagen que tengo de mi padre es una par de zapatos de trabajo cerca de la puerta de la cocina y su hacha cerca del montón de leña.  La vieja granja de la familia era, en sus palabras, “agotada.”  Así que para suplementar el ingreso de las cosechas pobres de algodón, cortaba leña.  Como decían los vecinos, “(Mi) papá no temía trabajar duro.”  Más tarde nos mudó al pueblo donde eran mejores las escuelas.  Durante los próximos veinte años, trabajaba en la línea de montaje fabricando carros de Ford.  Cuando yo tenía 17 años, me encontró un trabajo en la fábrica de Ford.  Eso fue emocionante.  Me hice miembro del sindicato, una organización en que mi papá tenía mucho orgullo.  La justicia a todos era su creencia.

Cuando me llamaron al servicio militar durante la Guerra en Corea, Mi papá y mi mamá me llevaron a la estación de trenes – y lo que me dijo era, “Ahora, hijo, sabes cómo debes actuar.”  En el vernáculo, eso quería decir, “Que peines el pelo, y que tu cierre quede arriba.”

Cuando regresé a casa dos años después, me apoyaba en mi llamado al ministerio.  En la vieja fábrica de Ford los trabajadores preguntaban, “¿Cuándo va a trabajar Bill?”  Su respuesta favorita, “No lo va a hacer, va a entrar en el ministerio.”  Mi papá me compró mis libros y tenía mucho orgullo en mi selección de una vocación.  Creo que sí se preguntaba por qué me costó siete años.

Mi papá y mi mamá nos criaban a los hijos en manera diferente en tratar con gente diferente, lo cual quería decir “los negros.”  Íbamos a la iglesia y nos enseñaban lo que significaba ser buenos vecinos.  Mi papá no estaba de acuerdo con la cultura predominante de odio hacia los Afro-americanos que siempre era la sombra que existía en cada conversación.  Cuando me junté con el Movimiento para Derechos Civiles, mi papá no comprendía, pero me apoyaba.  Siempre, estaba de espaldas a mí.

Cuando leo la parábola del Hijo Pródigo, en alguna manera veo a mi papá, esperando que yo creciera, que yo regresara a casa, que yo comprendiera las cosas, para animarme – Y estos días, cuando veo una par de zapatos de trabajo y veo lo que todavía queda su hacha, simplemente doy gracias – ¡y sí lo echo de menos tanto!
 
¡Feliz Día de los Padres a todos los “padres” quienes nos han ayudado a los “pródigos” navegar por esta vida!